تحية خاصة لناس بني ملال

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sahara marruqiu
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Derechos humanos
La situación de las poblaciones de los campos de Tinduf a la luz del Derecho Internacional Humanitario

 

La Comisión Nacional de Derecho Internacional Humanitario organizó, el martes 27 de enero de 2009, en colaboración con el Consejo Consultivo de los Derechos Humanos (CCDH), un Seminario bajo el tema «La situación de las poblaciones de los campos de Tinduf a la luz del Derecho Internacional Humanitario». Esta iniciativa entra en el marco de la conmemoración de Marruecos del 60 aniversario de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» y se inspira en el mensaje de Su Majestad el Rey Mohammed VI, dirigido el 10 de diciembre de 2008, para esta ocasión.

El Seminario, que tuvo lugar en la sede del Instituto Superior de la Magistratura en Rabat, contó con la participación de varios especialistas en la defensa de los derechos humanos, marroquíes y extranjeros, así como la presencia de representantes del gobierno, de personalidades de la sociedad civil y de partidarios saharauis que aportaron sus testimonios sobre el estado crítico de los derechos humanos en los campos de Tinduf. El objetivo fue un diagnóstico sobre la situación humanitaria de los secuestrados marroquíes en dichos campos y la denuncia de las prácticas irregulares contrarias a los principios de los derechos humanos universalmente reconocidos, en particular, las reglas del Derecho Internacional Humanitario.

Durante la sesión de apertura, se hizo mención especial al interés por parte de la CCDH y de la Comisión Nacional de Derecho Internacional Humanitario sobre la cuestión de los secuestrados marroquíes en los campos de Tinduf. A este respecto, las acciones de los dos Organismos resaltaron los esfuerzos invertidos por el Reino en materia de consolidación de derechos humanos y su compromiso para promover y difundir los principios del Derecho Internacional Humanitario. De ahí, su firme voluntad de poner fin a las evidentes violaciones de las reglas humanitarias en los campos controlados por el Frente separatista. El aniversario de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos», constituye también para Marruecos un momento oportuno para conocer el estado de la situación humanitaria degradada de Tinduf, denunciar las prácticas de esclavitud fomentadas por el Polisario y lanzar un llamamiento a la Comunidad internacional para incitarla a intervenir de manera más concreta. En paralelo se proyectó un reportaje, preparado por la primera cadena de televisión marroquí en enero de 2009, que pretendía acercar a los asistentes, a través de imágenes y de testimonios, a las violaciones de los derechos y libertades que sufren los secuestrados marroquíes en los campos establecidos en el territorio argelino. Después, durante la sesión plenaria tuvieron lugar cuatro intervenciones y dos testimonios. Estas contribuciones han podido dar respuestas adecuadas a la problemática de la orden del día del Seminario.

De la primera intervención titulada «La situación de los refugiados saharauis en Tinduf respecto del Derecho Internacional Humanitario» se resaltaron tres puntos esenciales: la protección internacional de los refugiados marroquíes, la naturaleza de los campos de Tinduf y las violaciones de derechos humanos y sus consecuencias. Los refugiados marroquíes han sido deportados manu militari por el Polisario a los campos de Tinduf. Esta situación crea una obligación jurídica para el país de acogida (Argelia) y, según el derecho internacional, es responsable de la protección de todas las personas que se encuentren en su territorio. Por el contrario, los secuestrados de Tinduf no gozan de ninguna protección. El Estado argelino cedió la gestión efectiva de los campos a un grupo armado que no es otro que el Polisario y le negó a los Organismos internacionales especializados acceder directamente, con ello ha violado la reglamentación internacional y ha comprometido su responsabilidad.

Respecto a este tema, las diferentes disposiciones internacionales insisten sobre el aspecto civil que debe tomar un campo de refugiados. El Estado que lo dirige debe, por una parte, garantizar los derechos más elementales de los individuos y, por otra parte, prevenir cualquier ataque contra el país de origen. Sin embargo, no cabe la menor duda de que los campos de Tinduf son de naturaleza militar. La presencia y el reclutamiento de elementos armados por el Polisario presentan un riesgo permanente tanto para la vida de las poblaciones como para la paz y la seguridad en toda la región. Esta situación es totalmente contraria a las recomendaciones del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de la Resolución 1208 del 19 de noviembre de 1998 del Consejo de Seguridad, que prohíbe formalmente que se emplee a los refugiados para alcanzar objetivos militares y recalca el carácter civil de "los campamentos y asentamientos de refugiados".

Teniendo en cuenta estas consideraciones, las consecuencias que emanan de la militarización de los campos y de la ausencia de protección internacional son muy graves. Los Organismos internacionales competentes como ACNUR, no consiguen, ante el rechazo de Argelia y del Polisario, acceder directamente a las poblaciones presentes in situ y ante la ausencia de un contacto directo y un censo válido, estos organismos tampoco pueden cumplir su misión ni determinar el volumen de ayuda humanitaria necesaria para estas poblaciones. Puesto que el número exacto de refugiados marroquíes en los campos siempre es sobrevalorado por Argelia y el Polisario, varios países donantes empiezan a reducir sus ayudas, como respuesta a las prácticas ilícitas de Argelia y el Polisario. Además de instrumentalizar la Comunidad internacional por otras razones que las humanitarias, exagerando el número de secuestrados de Tinduf, el objetivo de los enemigos de la integridad territorial del Reino, es presionar a la Sociedad internacional para encontrar una solución al conflicto saharaui que va acorde con los cometidos separatistas. A este respecto, el «silencio cómplice» de esta última respecto a esta situación es inaceptable. A título comparativo, Afganistán, que sufre un grave retraso en materia de derechos humanos y democracia, ha sido apoyado por la Comunidad internacional para la repatriación de sus refugiados, mientras que para Marruecos, país que ha recorrido un largo camino en materia de reformas políticas, los esfuerzos que se aplican no son suficientes.

La segunda intervención ha sido titulada «Los Derechos Humanos en los campos de Tinduf: ¿Se cumple la legislación internacional?». Se ha señalado en este nivel que la pseudo «República Árabe Saharaui Democrática» es responsable de no aplicar la Convención de Ginebra de 1951 sobre el estatuto de los refugiados y de otras disposiciones de la ONU. Es igualmente responsable por no cumplir varios mecanismos regionales de protección de los derechos humanos como la «Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos» del 27 de junio de 1981 y la «Declaración de El Cairo de los Derechos Humanos en el Islam» del 5 de agosto de 1990. Además, la entidad separatista es culpable de la violación de sus presuntas disposiciones constitucionales en materia de derechos humanos, donde condiciona la aplicación de una resolución que le sea favorable. En cuanto al desvío por Argelia y el Polisario de la ayuda humanitaria destinada a los campos, se mencionaron ciertas sospechas hechas por la Oficina Europea de la Lucha contra el Fraude (OLAF). Según este Organismo, productos alimenticios con sello de ACNUR y de la Unión Europea (UE) destinados a los campos de Tinduf se han visto en Mauritania. Estas constataciones demuestran la gravedad de la situación humanitaria en Tinduf. Por ello la Comunidad internacional debe, con urgencia, salir de su silencio para hacer frente a las prácticas del Polisario cuyos dirigentes deberían ser perseguidos internacionalmente por «Crímenes contra la Humanidad». Para ello, se creó la Corte Penal Internacional (CPI) en 2002.

En la misma línea de ideas, la tercera intervención lleva el título de «La familia: elemento fundamental de la sociedad. El caso de la familia saharaui en los campos de Tinduf». En este sentido, conviene señalar las prácticas inhumanas de los dirigentes del Polisario contra las familias de los campos. Estas prácticas tienden a romper el vínculo sólido que caracteriza a la familia saharaui y perjudica la composición de la sociedad. Omitiendo la «Convención Internacional sobre los Derechos del Niño» del 20 de noviembre de 1989 y el artículo 16 de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» que insisten sobre la familia como elemento natural y fundamental de la sociedad, el Polisario continúa deportando jóvenes saharauis a Cuba para someterles a una formación militar. Lo que les conlleva a perder su idioma, su cultura, su religión y a romper con los vínculos familiares. A esto debemos añadir la situación de la mujer saharaui secuestrada en Tinduf, quien a temprana edad es obligada a contraer matrimonio con los jefes del Polisario y separada de sus hijos después de dar a luz, ya que en la concepción separatista, los niños pertenecen a la «revolución» y no a la familia. Estas prácticas constituyen de hecho una violación flagrante de las reglas más elementales del Derecho Internacional Humanitario así como del conjunto de mecanismos internacionales de protección de los derechos humanos. Se apuntó igualmente a que la persistencia de las prácticas de esclavitud y de secuestro en los campos de Tinduf es un claro testimonio del fracaso de los mecanismos internacionales de protección de los refugiados y constituye una ofensa a la Comunidad Internacional.

La última intervención se centró sobre el tema «Los refugiados en Tinduf con respecto a los derechos de los refugiados y a las prácticas de ACNUR». En este marco, Argelia y el Polisario siempre le han negado al ACNUR realizar un censo directo de las poblaciones de los campos e insisten sobre estadísticas calificadas de «demasiado exageradas» por varios Organismos internacionales especializados. Por otro lado, Marruecos, contrariamente a estas prácticas lamentables, no cesa de solicitar al ACNUR realizar el censo, con carácter urgente para poder facilitar la repatriación de los individuos secuestrados por el Polisario y para poner fin a su sufrimiento. Las exigencias marroquíes se apoyan en las disposiciones internacionales en vigor, como las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 394 (1950) y 513 (1952) sobre el derecho de retorno de los refugiados. Marruecos ha hecho varios llamamientos a las diferentes partes sobre la necesidad de separar entre las dimensiones políticas y humanitarias del conflicto. Además, ante la falta de cooperación por parte de Argelia y del Polisario, ACNUR ha lanzado, para censar la población concernida, una operación de preinscripción en el Sáhara basada en las declaraciones de los jefes de las tribus pero cuyos resultados no eran fiables. En último lugar, ACNUR ha adoptado la cifra de 90.000 personas basado en fotos tomadas por satélite. Sin embargo, se ha declarado que gran parte de esta población no es de origen marroquí, que proviene de las regiones vecinas (Argelia y Mauritania), atraída por la ayuda humanitaria.

En definitiva, a pesar de las prácticas de esclavitud y de la ausencia total de los derechos y libertades más elementales en los campos de Tinduf, especialmente, el derecho a la libre circulación, los individuos saharauis no dejan de intentar volver al territorio marroquí. Sin embargo, sus tentativas presentan un riesgo continuo para su integridad física por los mecanismos de represión aplicados por el Frente separatista. Por ello, urge la intervención inmediata de la Comunidad internacional y de los Organismos de defensa de los Derechos Humanos para poner fin a esta situación alarmante.

Tras estas diferentes intervenciones, se presentaron los testimonios de dos repatriados saharauis que sufrieron bajo el régimen esclavista impuesto por el Polisario en los campos de Tinduf.

El primer testimonio, ha subrayado que las poblaciones secuestradas en Tinduf, además de soportar las prácticas inhumanas de la pseudo «RASD», en ausencia de necesidades vitales (atención médica, alimentación, etc.), no gozan de ningún derecho. Además, a los individuos les está totalmente prohibido desplazarse sin una autorización y no puede pronunciarse ninguna opinión hostil en contra de la ideología del Polisario. Por ello, el último informe de la ONG «Human Rights Watch» sobre el estado de los Derechos Humanos, lo ha calificado como «lamentable» porque no destaca la realidad ni el grado de sufrimiento que soportan las poblaciones marroquíes secuestradas en Tinduf.

En el segundo testimonio se ha destacado que la expresión «Pueblo saharaui» sólo se utiliza en el exterior ya que según la concepción de los dirigentes separatistas, el individuo debe sentirse más
«Polisario» que ser humano. Se ha señalado también que las poblaciones secuestradas por el Polisario están a favor del «Proyecto Marroquí de Autonomía» y que toda persona que exprese esta opinión abiertamente será sometida a torturas e intimidación.

Durante la sesión de clausura, se ha hecho especial hincapié sobre la necesidad de lanzar una acción internacional a favor de los refugiados marroquís en los campos de Tinduf. Esta acción servirá para sensibilizar a la Comunidad internacional ante la realidad de las prácticas ilícitas del Polisario y para presionar a los Organismos internacionales de protección de los derechos humanos que hasta el momento siempre han fracasado.

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